Son implantes dentales especiales que se fijan en el hueso cigomático (pómulo) en lugar del maxilar. Están indicados en pacientes con pérdida severa de hueso en el maxilar superior
Sí, siempre que el hueso y la encía estén en condiciones adecuadas. En adolescentes se recomienda esperar a que termine el crecimiento óseo.
Se utilizan principalmente cuando hay una atrofia maxilar avanzada y no es posible colocar implantes convencionales sin injertos óseos. Reducen los tiempos de tratamiento y evitan cirugías más complejas.
No. El procedimiento se realiza con anestesia local, por lo que el paciente no siente dolor. Después puede aparecer una molestia leve, que suele controlarse fácilmente con medicación
Es un procedimiento para salvar un diente dañado o con infección. Consiste en limpiar los conductos radiculares y sellarlos para conservar la pieza dental
No. Se realiza con anestesia local, lo que evita el dolor durante el tratamiento. Posteriormente puede existir una molestia leve que suele desaparecer en pocos días.
Si se mantiene una buena higiene y revisiones periódicas, un diente tratado puede durar muchos años e incluso toda la vida.
Lo ideal es hacerlo al menos tres veces, después de cada comida principal. Si comes fuera de casa, lleva un cepillo y pasta dental de viaje para no descuidar tu higiene.
Tanto los manuales como los eléctricos cumplen su función si se usan de forma correcta. No obstante, los eléctricos suelen facilitar una limpieza más profunda y cómoda para la mayoría de pacientes.
La clave está en que tenga flúor en una concentración de entre 1.000 y 1.500 ppm. Este mineral protege el esmalte y lo hace más resistente frente a la caries.
Sí. El cepillo por sí solo no llega a los espacios interdentales. El hilo o los cepillos interproximales ayudan a prevenir caries y enfermedades de las encías.
Sí. Usado junto al cepillo de dientes, permite alcanzar zonas de difícil acceso y mejorar la higiene general de la boca.
El sangrado no es normal y suele deberse a gingivitis o acumulación de placa bacteriana. Lo más indicado es acudir al dentista para una revisión y una limpieza profesional.
Se recomienda acudir a consulta dos veces al año. De este modo se pueden detectar de manera temprana caries, acumulación de sarro o problemas en las encías.
No. Por el contrario, eliminan sarro y manchas, manteniendo el esmalte más sano y fuerte.
El café, el té, el vino tinto, los refrescos oscuros, algunas salsas como la de soja y el tabaco son los principales responsables de las manchas.
Normalmente entre uno y tres años, según los hábitos de cada persona (tabaco, consumo de café, té, vino tinto, y rutinas de higiene).
Ambos tratamientos corrigen la posición de los dientes. Los alineadores destacan por ser discretos y removibles, mientras que los brackets pueden ser más efectivos en casos complejos.
En los casos más sencillos puede resolverse en 6 a 12 meses, mientras que en tratamientos complejos puede prolongarse hasta dos años
Si es permanente, guarda el fragmento en leche o en suero fisiológico y acude de inmediato a la clínica. La rapidez en la atención es determinante.
Lo más recomendable es acudir cuanto antes al dentista. De manera temporal, se pueden tomar analgésicos habituales y aplicar frío en la zona externa de la cara.
No intentes recolocarla por tu cuenta. Guárdala en un lugar limpio y acude a la clínica para que el especialista determine si puede reutilizarse
No, son sustancias distintas y tienen utilidades distintas dentro de la odontología y la estética bucodental-
El ácido hialurónico es un polisacárido (una molécula de azúcar compleja) que tiene la capacidad de retener grandes cantidades de agua, lo que lo convierte en un elemento clave para la hidratación, elasticidad y firmeza de la piel.
Se emplea para mejorar la estética de la sonrisa y el contorno de los labios, rellenar arrugas alrededor de la boca y mejorar el aspecto de las encías retraídas
Sí. Es una sustancia biocompatible y reabsorbible. Los posibles efectos secundarios son leves y temporales, como una pequeña inflamación o enrojecimiento en la zona tratada.
La toxina botulínica es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum que, en dosis pequeñas, bloquea la transmisión de señales nerviosas a los músculos, causando su relajación temporal.
La toxina botulínica se usa principalmente para tratar el bruxismo (apretamiento y rechinamiento dental), la disfunción de la Articulación Temporo Mandibular (ATM), la sonrisa gingival y para complementar tratamientos de prótesis dentales.
